Entrevista a Aymée Chicuri Lastra, curadora de las salas de arte de la antigüedad

Su labor es formidable y continúa siendo prometedora, en tanto que se trata de una de las curadoras de más años de experiencia en el museo y socialmente comprometida con el arte de la antigüedad.

“La colección Conde de Lagunillas es una de las más valiosas de toda Cuba.”

Resguardar, estudiar y exponer las diferentes obras de arte que están presentes en el uno de los ejes que guía la gestión de Aymée Chicuri Lastra como Curadora de las Salas de Arte de la Antigüedad (Edificio Arte Universal) en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba. Aymée es una eminente egiptóloga y curadora, que tiene bajo su custodia las secciones de Asia Anterior y Egipto de la célebre colección “Conde de Lagunillas”.

Entre sus proyectos curatoriales e investigativos más destacados se encuentran: “Mens sana in corpore sano” (2016),“Música, canto y danza: el arte de las musas en la Grecia Antigua” (2018), “Vasos cerámicos de Asia Anterior y Egipto en la colección del MNBA” (2021), “Fragmento de falsa puerta a nombre Pepy Anj” (2021), Vasos cerámicos de la colección Etrusca del MNBA (2021), “Cabeza de una estatua del dios Amón” (2021) y “El sarcófago de Tachebet: historia de un descubrimiento” (2022), entre otras.

Su labor es formidable y continúa siendo prometedora, en tanto que se trata de una de las curadoras de más años de experiencia en el museo y socialmente comprometida con el arte de la antigüedad.

 

Entrevistando a la curadora de las salas de arte de la antigüedad:

Pablo de Armas: ¿Quién es Aymée Chicuri?
Pablo de Armas: ¿Quién es Aymée Chicuri?

Después de realizar la visita al museo, como parte de las actividades del Proyecto Pensarte, se efectuó una entrevista a la curadora con el ánimo de compilar experiencias directas y conocer más sobre la colección “Conde de Lagunillas”.

Aymée Chicuri: Es una pregunta difícil. Difícil porque una persona no es solo una cosa, existen muchos roles en la vida. En la vida privada, Aymée Chicuri es una mujer idealista, romántica, una persona amante de la arqueología y de las religiones antiguas, pero más allá de todo eso, es madre y es abuela. Soy protectora de animales y me gusta coleccionar plantas de todo tipo. En mi rol público, soy arqueóloga e historiadora del arte. Llevo más de treinta años desempeñándome como especialista en la colección de Antigüedad en las secciones de Asia Anterior y Egipto en el Museo Nacional de Bellas Artes.

P: Como curadora, ¿cuál ha sido su gran labor durante estos treinta años?

R: Un curador, como lo dice la palabra, viene de la palabra latina curātorque “es guardián”. Es la persona que se encarga de cuidar la colección: que no se dañen las piezas, que no sufran cambios de temperatura y que se encuentren en el lugar correcto. Más allá de todo eso he tratado de lograr que las piezas nos hablen y nos cuenten su historia.

Cada pieza es algo documental de la historia de la humanidad y mientras más la investigas más valor patrimonial adquiere porque ya se puede decir: “esta pieza perteneció a… fungió como tal cosa… o se usaba para esto…”.

En pocas palabras mi rol durante estos treinta años ha sido: ser la guardiana de esas colecciones y realmente me he sentido muy bendecida por poder desempeñarme en este ámbito.

P: Cuando se habla de arte y de esta institución es usual escuchar que la colección “Conde de Lagunillas” se considera una de las más importantes de América Latina y posiblemente, una de las mayores atracciones que muestra el museo. ¿Qué importancia tiene esta colección dentro del ámbito del patrimonio cultural cubano y universal?

R: La colección “Conde de Lagunillas” es muy importante en nuestro ámbito porque es una colección propia de países del primer mundo, por llamarle de alguna manera, y tener este conjunto es un lujo en nuestro contexto. De su clase, es la mejor que existe en toda Latinoamérica no solo por el número de exponentes sino por su calidad. Estamos hablando de más de 600 piezas, todas originales, de cinco culturas diferentes. Eso la convierte en una de las colecciones más valiosas de toda Cuba.

Es una colección que además de tener un valor patrimonial tan alto destaca por poseer una visualización magnífica. ¡Es bella! Todo cubano debe sentirse orgulloso de tenerla, de poderla cuidar, estudiar y preservar.

En nuestra institución hemos recibido múltiples profesores e importantes personalidades del mundo de la arqueología que han podido valorar la Colección, estudiarla y realizar publicaciones sobre ella. La versatilidad de la Colección ha hecho que muchos jóvenes se interesen en hacer sus tesis de grado y de maestría sobre esta colección.

P: En ese mismo sentido, ¿qué nos podría decir sobre el valor didáctico colección para los estudiantes en Cuba?

R: La Colección, por su gran diversidad de piezas, ha sido y es un referente para muchos estudiantes de Historia del Arte, de Historia y de Periodismo. Ha sido investigada por jóvenes de distintas universidades del país e incluso por extranjeros. Piezas de esta colección se han empleado como referente en series televisivas, un ejemplo es el caso del Ánfora Panatenaica. También se han realizado talleres de artes plásticas donde se toman como referencia las piezas para que los jóvenes aprendan a pintar. En fin… la colección tiene un gran potencial didáctico.

P: ¿Cuál es su pieza preferida de la colección y por qué lo es?

R: Piezas especiales hay en todas las áreas de Antigüedad. Pero, vamos a decir que hay una que es muy especial para mí: la cabeza del dios Amón. Reitero, no digo que sea la pieza más importante de la colección, sino que es especial para mí.

Esta pieza tiene un valor mágico. Cuando comencé a trabajar en el museo fue la primera en la que me fijé. La contemplaba porque a pesar de ser pequeña, es de basalto y tiene un trabajo exquisito. Yo me quedaba parada mirándola y pensaba: ¿Dios Amón cómo será tu cuerpo?

Un día nos visitó una especialista de Francia y nos dijo tenía el cuerpo del dios. Fue como una revelación, como si el dios Amón me hubiese cumplido ese sueño.

A partir de ese entonces realicé múltiples investigaciones y pudimos unir digitalmente el cuerpo y la cabeza del dios Amón. Actualmente el cuerpo se encuentra en el Louvre y la cabeza la tenemos nosotros en el museo. Deseo, algún día, unir la cabeza con el cuerpo y que se haga una exposición con esa pieza.

P: ¿Podría comentarnos sobre sus viajes a Egipto y cómo esta experiencia influyó en su vida profesional?

R: Mis dos viajes a Egipto me posibilitaron estudiar de primera mano la egiptología y poderme rodear de especialistas de gran renombre del Consejo de Antigüedades Egipcias. Fue un privilegio poder visitar los monumentos, participar en excavaciones y realizar estudios que tenían como punto de partida mi propia experiencia. Anécdotas hay millones, emotivas todas, agradezco mucho a Egipto por la oportunidad. Ha sido la experiencia más grande que he tenido en mi vida profesional.

P: Ya para concluir… ¿Qué deseo pediría usted en relación con la salvaguarda futura de este tesoro patrimonial que es la colección Lagunillas?

R: Lo que yo siempre he querido, también lo quiso la doctora Castro, que la Colección se mantenga íntegra, cuidada, preservada y proyectada hacia el exterior. Deseo de todo corazón que se le siga dando el valor que hasta ahora se le ha dado y que vengan futuras generaciones que amen ese trabajo como lo he amado yo.

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