A Kantian maxim and a collage of youthful opinions 

The Philosophy students of 11th grade developed individual philosophical essays as a tribute to the figure of the philosopher from Königsberg

¿Has conocido alguna vez algún sujeto que sea tan preciso y meticuloso que incluso se pueda ajustar un reloj, teniendo en cuenta la regularidad de sus hábitos de vida? En la Prusia del siglo XVIII existió un individuo así, su nombre era Immanuel Kant, y llegó a ser uno de los filósofos más importantes de la historia. Se dice que los vecinos de Königsberg (el pueblo natal de Kant, donde también realizó toda su vida) a las cinco en punto en el invierno, o a las seis, durante el verano, ajustaban sus relojes cuando veían pasar a este curioso personaje (flaco, bajo de estatura, de pecho hundido y respiración trabajosa) en sus puntuales caminatas diarias. La segunda hora de “ajuste” era a las diez de la noche, cuando la vela que se observaba tras la ventana de la habitación del filósofo se apagaba.

Pero Kant no era solo un hombre meticuloso con sus costumbres diarias, su trabajo extremadamente cuidadoso y detallista produjo un auténtico giro copernicano dentro del pensamiento filosófico al consolidar de manera singular el viraje hacia el sujeto cognoscente iniciado un siglo antes por Descartes. Por medio de tres preguntas, cuya respuesta se despliega magistralmente en sus tres obras fundamentales: ¿Qué puedo conocer? (Crítica de la razón pura), ¿Qué debo hacer? (Crítica de la razón práctica), ¿Qué puedo esperar? (Crítica del juicio) el filósofo de Königsberg estableció su teoría del Idealismo Trascendental, asentando los cimientos del criticismo e influyendo significativamente a pensadores tan disímiles como Fichte, Hegel, Schopenhauer, Nietzsche, Heidegger, Foucault y Derrida.

Kant murió un 12 de febrero de 1804, en su tumba se edificó un pequeño monumento donde se grabó, como epitafio, una de sus más famosas sentencias: “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que hay en mí”.

Proyecto Pensarte

Immanuel Kant

En este primer trimestre lectivo, como parte del Proyecto Pensarte los estudiantes de Filosofía de I de Bachillerato del CEEH desarrollaron de manera individual un ensayo filosófico en homenaje a la figura del filósofo de Königsberg, tomando como punto de partida la sentencia antes referida y su relación con la división disciplinar clásica entre Filosofía Teórica y Práctica. Por su calidad literaria, originalidad, y oportuna vinculación con experiencias vitales fueron seleccionados 5 ensayos finalistas, y sus autores premiados con reproducciones artísticas de reconocidos creadores de la plástica en Cuba.

A continuación, presentamos un collage literario con extractos de los ensayos premiados:

Alejandro Rodríguez Correa

1ero de Bachillerato B

“Esta frase la podemos relacionar a dos aspectos de la filosofía, su versión práctica (referida más a la ética y la filosofía política) y su versión teórica (más concentrada en el aspirar del conocimiento en sí).

Podemos ejemplificar esta frase en diferentes experiencias que han pasado en mi persona. Una de estas se remonta al año pasado, un curso muy cargado y con muchas exigencias. Pongámonos en situación, estoy a punto de comenzar una clase de una asignatura de una importancia menor (cómo pueden ser Educación Física o Música) y resulta que al día siguiente tenía un examen de Matemáticas. Tomé la decisión de no dar ese turno de clase e ir a repasar matemáticas para el examen. Podemos razonar de esta frase que éticamente no era correcto porque cometí una falta grave en las normas del colegio al “saltarme” un turno de clase, pero mi razonamiento práctico me dice otra cosa, que hice lo correcto debido a que hice un mejor uso de mi tiempo al hacer algo más productivo. Otra experiencia mía que se relaciona con esta frase podría ser una completamente distinta a la anterior. Esta se basa en que un día decidí faltar al colegio simplemente porque me lo podía permitir y me sentía con una pizca de cansancio. En ese caso mi ley moral me dice que hago mal debido a que no cumplo con mi obligación al igual que mi razonamiento práctico ya que estaba holgazaneando en vez de hacer algo productivo. Debido a estas acciones podemos decir que la frase de Immanuel Kant se basa en que el ser humano tiene una razón práctica que se concreta en nuestra capacidad de distinguir entre el bien y el mal de todas las situaciones posibles, de ahí que se formulase la ley moral como un imperativo categórico (como pudimos ver en los ejemplos anteriores donde el primer ejemplo representa una buena acción y la segunda es más de un carácter negativo.

Podemos concluir que esta majestuosa frase se puede aplicar a la mayoría de las situaciones porque, al fin y al cabo, es la distinción entre el bien y el mal refiriéndose al cielo estrellado como el conjunto de acciones que hemos hecho en nuestra vida y a la ley moral como el regidor de nuestras decisiones.”

Carlos Ova

1ero de Bachillerato A

“Sobre lo que cita Kant, en lo primero “el cielo estrellado sobre mí”, que tiene que ver con la astronomía y también la metafísica, me acordé de mi primera experiencia con las estrellas. Resultó realmente reveladora ya que en Dubai, debido a la contaminación que había, no se veían claras las estrellas. Fui a un planetario en la ciudad por una excursión escolar y poder ver esas estrellas de cerca fue algo asombroso, algo que para mis ojos fue algo extraordinario, no tenía palabras para algo tan vasto que era el espacio y los misterios contenidos en él. Eso me hizo pensar en lo que debía haber inspirado a Van Gogh cuando pintó una de sus obras famosas: “El cielo estrellado” que logra captar esa majestuosidad. Y cuando venía a Cuba durante las vacaciones y finalmente para vivir, logré ver con mis propios ojos esto y me resultó fascinante. La grandeza del universo nos hace reflexionar en lo pequeños que somos en la gran dimensión cósmica.

La ética es una reflexión filosófica sobre la moral. Se trata de descubrir y de juzgar normas, códigos y conceptos morales. A mí me sorprende la capacidad humana de hacer lo correcto incluso cuando nadie puede ser testigo, y valores como la integridad, el sentido de justicia, no esperar ser premiado por una buena acción, ser dignos. Un principio moral que tengo arraigado es el respeto de la igualdad sin importar tu género, raza, credo religioso, etnicidad, sexualidad, discapacidades físicas y mentales, etc. En Dubai viví de cerca ejemplos de discriminación de diferentes niveles, discriminación racial, étnica; pero felizmente fue un caso leve ya que al ser un país cosmopolita fue más tolerante en ese sentido.

La filosofía política está dedicada a la definición y a la explicación de lo que sea la política. La política es la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente los estados. En mi opinión, la política debería ser de tal manera que tenga una solución diplomática a todos los problemas incluyendo la guerra, acabar de eliminar la corrupción presente en los gobiernos, etc.

La estética se dedica al estudio del arte, de su definición y de sus relaciones con conceptos como el de belleza. A mí, personalmente, me fascina mucho todo lo que tiene relación con el arte, ya sea una pintura, una canción, una obra de teatro, etc. Yo he visitado diferentes museos en diferentes países: en Dubai, en Cuba, etc., pero ninguno me maravilló tanto como los museos del Vaticano en Italia. Las formas artísticas representadas fueron, en cuanto a la estética y el talento: algo fuera de este mundo. En especial, la Capilla Sixtina, que fue el non plus ultra de las maravillas ahí expuestas.

La antropología se ocupa del ser humano, de su naturaleza y de su diversidad. Y se centra en la cuestión básica: “¿qué somos los seres humanos?” Mis padres se habían hecho una prueba de genoma humano del National Geographic, que consiste en enviar una muestra de saliva para obtener de ahí posteriormente el ADN, y de ahí nos enseñan dónde nuestros ancestros se establecieron a partir del viaje del homo sapiens desde África. Al obtener los resultados, tenía ancestros de Europa: ibéricos, escandinavos, ingleses; en África: del este, del norte; etc. De ahí me di cuenta que los seres humanos somos una amalgama de etnias y culturas que nos enriquecen y enaltecen. Esta diversidad debería ser sustento para que exista una mayor tolerancia entre nosotros.”

Amy Mauch Dell` Amico

1ero de Bachillerato B

“En esta frase Kant expone de un modo más técnico y riguroso el uso práctico o moral de la razón. Con “el cielo estrellado” se refiere a cuando uno adquiere verdadera consciencia de nuestra insignificancia con relación a la magnitud del cosmos. Con “la ley moral dentro de mí” se refiere a la gran responsabilidad que confiere cada individuo con respecto a su actuar moral. Para Kant la moral depende de un imperativo categórico, algo que no depende de una religión, ni ideología, sino de la razón y por lo tanto es autónoma.

Kant busca, por encima de todo, enseñar al ser humano a pensar por sí mismo y a rechazar los dogmas de todo tipo, que destruyen la razón y someten el libre pensamiento a ideas fijas, pero sin negar la importancia del conocimiento previo. Lo consideraba imprescindible como punto de partida. Demuestra que el hombre en el plano moral es libre de actuar y puede liberarse en su acción de la experiencia y aspirar a una conducta universalmente válida.

Sin embargo, Kant sostiene a su vez, que el respeto a la ley moral nos exige una conducta de superación personal, de modo que cuando no queremos renunciar a nuestros deseos, no sólo podemos hacernos esclavos de muchas cosas, como por ejemplo de nuestro egoísmo, sino que también estamos renunciando a nuestra condición más genuina, la de ser libres e independientes.

Con esta frase Immanuel Kant logra combinar el racionalismo -para el cual la razón es el motor principal en la búsqueda del conocimiento- con el empirismo- que acentúa el papel de la experiencia y la evidencia comprobable-, como caminos complementarios y no excluyentes.

Kant demuestra que el hombre en el plano moral es libre de actuar. En efecto, la libertad es la condición misma de la acción moral.  Según Kant, la conciencia del deber moral es algo original, no deducible, es «un hecho de la razón.»

Kant creía que ninguna acción realizada en beneficio personal podía ser virtuosa; sólo lo era la que obedecía la ley racional de la moral, que es también un deber. Kant no da una lista de acciones buenas o malas sino sólo el principio racional interno sobre cuya base debemos proceder siempre. Su racionalismo lo llevó a afirmar que nunca es correcto mentir… aunque fuese para salvar a un amigo a quien alguien quiere matar.” 

Pablo de Armas Naranjo

1ero de Bachillerato B

“Antes de todo.  ¿Qué es la moral? O en otras palabras… ¿Es capaz el ser humano de alcanzar la humildad y la solidaridad con sus semejantes? Es así como la moral es un conjunto de valores espirituales, únicos y capaces de hacernos saber si las normas de conducta humana son buenas y aceptables y si no lo son.

¿Son todas las acciones moralmente aceptadas?

La acción moral involucra tomar los pasos necesarios para transformar la intención de querer hacer lo correcto en realidad. Esto incluye pertenencia moral, eficacia moral y valentía moral. Por ejemplo: dar limosna (acto bueno), se convierte en malo si se hace por vanagloria personal (intención mala). Viceversa; un acto malo (robar), no se hace bueno porque la intención sea buena (ayudar a los pobres).

¿A qué se refería Immanuel Kant con el cielo estrellado sobre mí?

Es una expresión fuerte y amplia. Con este fragmento de la frase de Immanuel Kant por opinión personal se refería que el cielo estrellado sobre mí, resulta el conjunto de acciones que he llevado a cabo durante mi camino vivido, es decir, que en este universo de acciones cada estrella es un acto, al ser cada estrella un mundo, cada acción conlleva a algo mayor. Que finalmente todo ese cielo de acciones se reflejará ante ti y dirá qué eres en realidad y tributará a tu personalidad.

A simple vista, alguien que ignorara por completo el contenido de la aportación kantiana diera en pensar que, más allá de su indudable belleza, la frase en cuestión podría haber sido suscrita como aquel que dice casi por cualquier filósofo, sin que a nuestro ignorante se le hiciera evidente la razón por la que corresponde a un autor al que se suele describir como el protagonista de un giro copernicano en la historia de la filosofía.”

Ahora bien, hablando de mis acciones y experiencias relacionadas con la sentencia kantiana, les contaré dos relatos.

Hace un tiempo me encontraba en la situación en la que estaba conversando con un compañero de clase debatiendo de una experiencia que le había pasado, cuando de repente se tropieza una compañera y lo interrumpo con tal de ayudar a mi amiga luego la cargo hasta la clase y ahí termina la conversación que tenía con mi compañero.

Asociando la acción pasada con la filosofía teórica, creo que solamente puedo relacionarlo con la lógica, ya que sabiendo que esta disciplina consiste en el estudio sobre las reglas de razonamiento, la argumentación y deducción del entendimiento humano, se centra en la corrección formal de los argumentos y se sirve de algunas leyes básicas y de otras derivadas. Entonces bien lógicamente debía ayudar a mi compañera que se tropezó y quedó inmóvil por la caída para apoyarla a levantarse.

Asociando la acción con la filosofía práctica la puedo asociar a la ética ya que trata de describir y de juzgar normas, códigos y conceptos morales.

Éticamente creo que fue incorrecto y correcto al mismo tiempo, ya que no debí haber interrumpido a mi compañero y, a la vez, fue correcto que haya ayudado a la que se tropezó.

Otra experiencia muy particular que tuve radica en un día en pleno invierno, Alemania. La chimenea ardiente en llamas, pero yo acostumbrado al calor cubano decido apagar el fuego que abastecía a 5 personas en la casa, una actitud muy egoísta de mi parte. En fin, que al relacionar esta actitud con la filosofía teórica lógicamente fue egoísta, debía más bien dejar arder, pero decidí no recordar aquellos momentos de calor.”

Ernesto Fabio Requena

1ero de Bachillerato A

“Alguna vez en nuestras vidas hemos escuchado  frases cuyo sentido trasciende la actuación de la persona que las pronuncia, y su significado se inscribe en un marco de referencia más amplio, Immanuel Kant no es la excepción, y es que  podemos ejemplificar dicha afirmación extraída de su Crítica de la Razón Práctica, donde afirma que : «Dos cosas llenan el  ánimo de creciente admiración y respeto, a medida que pienso y profundizo en ellas , el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí». Si me lo preguntas, si tuviera   que seleccionar la afirmación de Immanuel Kant más conocida y celebrada, sin lugar a dudas mis honores recaerían sobre la frase antes expuesta, pues consiste precisamente en señalar que todos los seres humanos tenemos una razón práctica, que se concreta en nuestra capacidad para distinguir entre el bien y el mal en todas las situaciones, de ahí que formulase la ley moral como un imperativo categórico. Sin embargo, pienso que sostiene a su vez ese respeto que nos exige una conducta de superación personal, de modo que cuando no queremos renunciar a nuestros deseos, no sólo podemos hacernos esclavos de muchas cosas, donde una de ellas puede ser nuestro egoísmo, sino que también estamos renunciando a nuestra condición más genuina, la de ser libres e independientes.

El planteamiento del problema del enlace entre la filosofía teórica y práctica, trae consigo legislaciones sobre el mismo suelo de la experiencia.

Primero que nada  , para dar vida a este interesante planteamiento , hay que desarrollar la división esencial  entre la filosofía teórica y la filosofía práctica o del tránsito entre naturaleza y libertad tal y como  lo he  abordado  previamente  en la Introducción,   en  la Crítica de la Razón de la Práctica según Kant  , y para ello,   propongo  la hipótesis según la cual Kant describe el modo en el que este  enlace se realiza, a través de la facultad de juzgar, a partir de dos modelos diferentes. Según el primer modelo, el tránsito se efectúa a partir de la idea de un fundamento de unidad, de suprasensible o de la percepción de pequeños estímulos que subyace a la naturaleza y a la libertad. Por otro lado, de acuerdo al segundo modelo, el tránsito es posible porque lo suprasensible por libertad es puesto como causa o fundamento de la ley natural. Por tanto, nos enfrentamos, así, a dos modos de pensar diferentes al tránsito en cuestión y, por consiguiente, dos modos alternativos de pensar la realización de la libertad en la naturaleza. Entonces , vamos a remitirnos rápidamente al campo  temático  que aborda  Kant , al  conceptualizar  la cuestión de un medio de enlace entre la filosofía teórica y práctica o, en sus propios términos , el problema del tránsito entre los dos dominios de la razón, la naturaleza y la libertad .Por ejemplo, en la «Dialéctica trascendental» a la Crítica de la Razón Pura ,  Kant sostiene  que los conceptos de la razón (recordar que esto es, las ideas trascendentales) quizás efectúen un tránsito de los conceptos de la naturaleza a los prácticos de manera tal que las mismas puedan darles a las ideas morales apoyo y concatenación  (cadena de caracteres) con los conocimientos especulativos de la razón. Kant señala a continuación que sobre esta cuestión debe esperarse la explicación, sin embargo, dicha explicación no es ofrecida en esta obra. Más aún, en la Crítica de la Razón Práctica, Kant supone que la efectuación de dicho tránsito no ha sido alcanzada aún, por el contrario, presenta la esperanza de que acaso llegue un día en que lleven ciertas comparaciones a comprender la unidad de toda la facultad de la razón pura (de la teórica como de la práctica) y pueda deducirse todo de un principio. Se trata de un problema que es «inevitable» para la razón humana y que sólo encuentra cabal satisfacción en una unidad completamente sistemática del conocimiento.”

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